A estos rayos que vienen incluso de antiguas enseñanzas hindúes, se les atribuye un origen cósmico.
Maravilloso comprobar que es cierto que la Tierra está bañada permanentemente por rayos provenientes del espacio, de los que ahora conocemos su composición, pero gracias a intrincadísimos ingenios de detección y telescopios sofisticados que las culturas antiguas no tenían.
Creo que debemos estudiar tanto las teorías de los astrofíscos como aquellas de la teosofía de La Blavatsky, toda la información es interesante y ayuda a enriquecernos y a conocernos mejor.
El tema de los rayos cósmicos está en boga en estos momentos, no sólo porque sabemos que desde el mismísimo centro de nuestra galaxia, la Vía Láctea, salen chorros de estos rayos periódicamente, sino también porque es muy probable que el efecto sobre el ser humano no sea solo en lo físico molecular, sino también en el desarrollo de nuestra conciencia.
¿Qué son los rayos cósmicos?
En un 89% protones
10% Helio (partículas Alfa)
1% Electrones (partículas Beta)
A su vez, los rayos cósmicos podemos englobarlos en dos categorías:
Primarios (extrasolares, de variopintas constituciones de síntesis nuclear)
Secundarios (litio, berilio, boron)
Estos viajan a grandes velocidades en el espacio, casi a la velocidad de la luz, ya que la materia en el espacio es poco densa y no opone resistencia. Pero la magnetosfera y la atmósfera de la Tierra sí nos sirven de escudo contra ellos, ya que estos rayos alteran las uniones moleculares y pueden destruir células y alterar el ADN de todos los seres vivos.
Cuando logran atravesar la magnetosfera y se cuelan en la atmósfera, colapsan con los gases atmosféricos (oxígeno, nitrógeno) y se descomponen en piones, kaones y mesones, dejando a los muones llegar hasta la misma corteza terrestre.
Los muones (partículas cargadas 207 veces más pesadas que el electrón) son los responsables de un proceso muy importante para nosotros, la ionización de la parte inferior de la Troposfera. Son parecidos a los electrones, incluso en algunos átomos (muonios), reemplazan a éstos. Por ejemplo en la cima de una montaña podríamos encontrar unos 568 muones por hora en el aire. Liberan electrones que son capaces de producir ácido sulfúrico y moléculas de agua, favoreciendo la condensación de nubes.
La magnetosfera y la atmósfera nos protegen de la radiación cósmica, veamos cuáles son las dosis toleradas:
- La dosis normal debida a la radiactividad ambiente en la Tierra es de media 2.4 mSv por año, con diferencias apreciables entre países. A nivel del mar la contribución de los rayos cósmicos es de aproximadamente 0.3 mSv.
Radiación cósmica sobre la Tierra. Datos de la ISS
- Las dosis de radiación recibidas durante una radiografía médica van desde 0.1 a varias decenas de mSv, dependiendo del tipo de radiografía. Son niveles altos, por ello se usa protección. Ahora tenemos también el problema de la radiación de los escáneres en los aeropuertos de Estados Unidos, algo que habrá que controlar a tiempo antes de que éstos arranquen una epidemia de cáncer en los pasajeros.
- La dosis típica recibida durante un vuelo transatlántico (Europa – América del Norte) debida a rayos cósmicos galácticos es de 0.05 mSv. Puede aumentarse significativamente en el caso de eventos de partículas energéticas (se han contabilizado aumentos de hasta un factor de 10 en el caso de eventos solares muy fuerte, pero estos eventos son muy poco frecuentes y tienen una duración muy corta como para influir en la dosis anual). A lo largo de los años, viajeros frecuentes o tripulaciones de cabina de vuelo pueden llegar a acumular dosis de unos pocos mSv. Al personal de la compañías aéreas (pilotos y azafatas) se les hacen controles rutinarios de la radiación recibida durante los vuelos. Obviamente los rayos cósmicos van perdiendo intensidad a medida que se acercan a la superficie terrestre (se van desintegrando en partículas más débiles), pero a grandes alturas, son peligrosos.
Bien, hasta aquí, los rayos cósmicos no se ven nada amigables…
La verdad es que todo el clima de la Tierra está gobernado por la interacción de los rayos cósmicos provenientes de estrellas que han explosionado. Por ello, muchos científicos atribuyen el calentamiento global actual a un fenómeno de radiación cósmica mayor.
En los últimos años, la Tierra está recibiendo dosis mayores de rayos cósmicos, como podemos ver en el siguiente gráfico:
Progresión de la intensidad de rayos cósmicos sobre la Tierra en los últimos años.
Vemos entonces cómo nos pueden afectar en el clima, produciendo más o menos nubosidad.
Pero en nosotros…¿cómo afectan los rayos cósmicos al ser humano más allá de las interacciones moleculares?
Para la teosofía, el ocultismo y la metafísica, hemos sido bañados ya por el sexto rayo (época de idealismo y geopolítica), y que este rayo ya cumplió su función y terminó su ciclo.
Que ahora vendrá a la Tierra el “Séptimo Rayo” el que trae energías de UNIFICACION.
Para ellos , el Séptimo Rayo o “llama Violeta” es el rayo transmutador por excelencia. El rayo de la magia y el nuevo orden.
¿Puede casar de alguna manera esta visión esotérica con la naturaleza actual de la radiación que estamos recibiendo?
Bueno, el que busca, encuentra.
Uno de los fenómenos anómalos de nuestra época es que el sistema solar está atrvesando una zona de alta energía llamada por los astrofísicos “Local Fluff” (pelusa galáctica). Es como una tenue nube de Hidrógeno y Helio, que la magnetosfera del Sol no deja penetrar hacia el sector interno, por lo tanto mantiene su radiación alejada de la Tierra, sin embargo, hay otras pelusillas que sí son potencialmente peligrosas, y se trata de las radiaciones que estamos recibiendo desde el Complejo de Scorpio-Centaurus.
“Algunas de estas nubecillas podrían ser cientos de veces más densas que la pelusa local”, dice Priscilla Frisch, una astrofísica de la Universidad de Chicago que estudia el medio interestelar local. Si nos encontráramos con una nube de éstas, el campo magnético del Sol resultaría comprimido, lo que permitiría que penetraran más rayos cósmicos al sistema solar interior. Se producirían efectos aún no determinados en el clima y la vida“.
Aquí vemos la pelusa en el complejo Scorpio-Centaurus para descubrir cuando observamos mejor el gráfico, la zona de las Pléyades…Ambas zonas están bañadas por polvo interestelar (normal en las zonas donde las estrellas son jóvenes y flota el material de los colapsos que las formaron).
Nubes de pelusa
Seguramente Argüelles cautivó ésta información para escribir en “El Factor Maya” que Las Pléyades son una de las dos fuentes de información galácticas ya que el calendario Maya Tzolkin, está basado en el ciclo anual de visibilidad de esta formación. Para los mayas, el origen de su civilización. Las Pléyades son un grupo de estrellas muy jóvenes, situadas a 450 años luz de la Tierra. No hay planetas allí, son estrellas, así que la vida en la forma en que nosotros la concebimos, no es posible.
Lo curioso es que muy pronto, en el año 2012, el 20 de Mayo concretamente, veremos a la Luna eclipsando al Sol en las Pléyades. Y un eclipse así, se vió desde la península de Yucatán cuando los mayas estaban en su apogeo, lo que diuo lugar a que el Tzolkin registrara este evento como el comienzo de un nuevo ciclo de la cuenta larga: UNA NUEVA ERA. Justo en esa zona, tenemos una nube de rayos cósmicos de altísima energía.
Antes, el día 3 de abril dell, 2012, Venus alcanzará el punto más cercano a las Pléyades en 500 años.
Y el Sol atravesará la región de la pelusa en la constelación de Ofiuco visto desde Chichén Itzá.
Los eventos astronómicos que ocurrirán en el 2012 están señalando una región muy concreta en el espacio y es justamente una región de gran cantidad de radiación cósmica. En la región de Ofiuco, se están liberando intensas radiaciones y ondas gravitacionales, transformándose en un agujero negro de proporciones colosales. Dos discos protoplanetarios indican el nacimiento de nuevos astros.
Ofiuco es la formación estelar reciente más cercana a la Tierra.
La cuestión señores y señoras, es que la Tierra no ha sufrido radiación tal desde que se comenzó el estudio de estos rayos. El bombardeo en este momento es realmente anómalo y sigue creciendo.
No veo una relación directa entre un crecimiento espiritual y una oleada de rayos cósmicos. Su constitución es cancerígena y mortal para el humano, a menos que ese crecimiento espiritual signifique deshacernos de nuestros cuerpos porque éstos terminen por desintegrarse y pasar a vivir en otra dimensión, como seres etéreos.
Pero sí veo una influencia de los mismos y sus cambios de intensidad en las diferentes etapas evolutivas de la Tierra. Por lo que la presencia masiva de estas oleadas de ellos ahora mismo en nuestras inmediaciones, indica que estamos efectivamente ante un cambio de Era, y con ella, una nueva etapa de nuestra conciencia.
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