LA TEORÍA DEL DESDOBLAMIENTO DEL TIEMPO
Y LA VELOCIDAD DE LA LUZ
Jean-Pierre Garnier Malet
Actualmente, materia,
espacio y tiempo están definidos por el modelo estándar. El bosón de Higgs
debía completar este modelo, pero, en vez de arreglarlo todo, su descubrimiento
muestra que frente a numerosas incoherencias, la física fundamental debe de
encontrar una nueva vía.
Ahora bien, la teoría del desdoblamiento
explica varios puntos fundamentales, propone y justifica un nuevo
paradigma. Basada en el desdoblamiento del espacio y del tiempo, implica el
desdoblamiento de los observadores de esos espacios y de esos tiempos.
Esta teoría aporta una nueva noción de
horizonte de partículas en planos de observación privilegiados (plano del
universo, plano galáctico, plano de la eclíptica, plano de polarización de las
células en desdoblamiento, etc…)
Con este nuevo paradigma, un
horizonte en un plano es siempre una partícula en su propio horizonte. Y la
partícula de un horizonte es siempre un horizonte de partículas. Partículas y
horizontes siguen el mismo movimiento de desdoblamiento pero a escalas
diferentes de tiempo y de espacio lo cual necesita de la diferenciación
de la percepción de los observadores.
Una aceleración del movimiento de
desdoblamiento de 1 a 1000 es una dilatación (*23) del horizonte
inicial en un plano de observación de un espacio a tres dimensiones transforma
la energía 1% en 1000% para un observador inicial, pero en un tiempo
imperceptible, llamado “apertura temporal” y definido por el movimiento de
desdoblamiento. Este último tan solo percibe el principio y el final del ciclo
de desdoblamiento.
Estas dilataciones y aceleraciones
exigen tres energías que el movimiento fundamental de desdoblamiento
permite definir de manera rigurosa: una energía gravitacional (33,3%), una
energía antigravitacional (66,6%) y una energía de equilibrio (0,1%).
Utilizadas en las “aperturas
temporales” imperceptibles, esta energía de equilibrio de 1% se vuelve 1000% en
otro espacio en donde ese tiempo se vuelve perceptible para otros observadores
que evolucionan en ese espacio. Es el objetivo del desdoblamiento.
Reencontramos de esta manera la
constante cosmológica de 66,6% que Einstein no pudo imponer, obligado a
confesar que: “¡Ha sido el error más grande de mi vida!”.
En 1998 observando a una
supernova, Brian Schmidt y Saul Perlmutter (Nobel 2013) pusieron en
evidencia esta energía antigravitacional de 66,6% que acelera la expansión del
universo, corroborando de esta manera la teoría del desdoblamiento.
Desdoblado de este observador inicial,
un 2º observador utiliza esta energía en un tiempo que él percibe realmente, llevando a
cabo de esta manera una experiencia en un tiempo imperceptible para el
observador inicial. Esta experiencia real es un futuro potencial que el primer
observador memoriza instantáneamente en “aperturas temporales” imperceptibles.
Entendemos por fin la utilidad del
principio de incertidumbre de Heisenberg (DT.DE ≥ ђ) que
asegura una energía potencial casi infinita en un tiempo casi nulo.
Esta teoría impone 3 constantes
fundamentales: la velocidad de la luz C0 y 2 velocidades
súper-luminosas C1 y C2 que están unidas por la
ecuación: C2 = 7 C1 = (73/12)105 C0
Actualmente, la física impone el
postulado de un intercambio de estado instantáneo entre partículas desdobladas
o intrincación, considerando que existe un principio de no localidad.
Estas velocidades súper-luminosas
suprimen este postulado. Fueron puestas en evidencia en 1982
por A. Aspect, aunque ha habido que esperar a las experiencias realizadas por
N. Gisin y A.Suarez para que sean aceptadas. Como la teoría del desdoblamiento
muestra que esas velocidades son muy grandes pero finitas, la intrincación es
muy rápida, casi instantánea pero no instantánea.
El desdoblamiento de una partícula se
efectúa en el plano privilegiado de un horizonte de observación entre una partícula
interna (radial) que penetra en un horizonte y una partícula externa
(tangencial) que da la vuelta al horizonte, siendo él mismo partícula interna
en su propio horizonte… Esta nueva noción de desdoblamiento (trayectos radial y
tangencial) es perfectamente observable en los movimientos planetarios del
sistema solar del cual somos los observadores en nuestro tiempo de observación.
En el 2005 esta noción me llevó ajustificar la llegada de planetoides en
el cinturón de Kuiper que bordea nuestro sistema planetario y a asociar
los espacios de dos en dos: Sol-Plutón; Mercurio-Neptuno; Venus-Urano;
Tierra-Saturno; Marte-Júpiter; Cinturón de asteroides-Cinturón de Kuiper.
Esta asociación sigue adelante en lo
infinitamente grande: nuestro universo observable desde el interior debe
obligatoriamente ser asociado a un espacio externo, observable en un tiempo
imperceptible (tiempo de Planck).
Es decir: no tenemos tiempo de
observar ese espacio externo. Solo puede ser observado con un cambio de
percepción del espacio y del tiempo definido por la teoría del desdoblamiento.
Con este cambio de observación, nuestro universo se vuelve imperceptible. ¿Se
trataría de un agujero negro de otro universo?
Un agujero negro ha sido definido
como siendo una singularidad de nuestro universo (Penrose y Hawking)
porque diferencia el tiempo de observación en el interior y en el exterior de
un horizonte en un plano privilegiado de observación. Sin embargo, asegura
intercambios de energía con el exterior (radiaciones de Hawking). Es el objetivo
del desdoblamiento. Es tan solo este aspecto dinámico el que tiene una
realidad, pues el agujero negro es solo un lugar de intercambio de energía.
Esto es probablemente lo que Stephen Hawking intenta
decirnos hoy en día (enero 2014), sorprendiendo una vez más a la comunidad
científica. Él añade de esta manera agua al molino del desdoblamiento del
espacio y del tiempo: un desdoblamiento alrededor de un horizonte de partículas
en un plano privilegiado de observación, definido por la teoría del desdoblamiento.
Esta nueva noción de partículas en
desdoblamiento (radial interno y tangencial externo) permite por fin y sobre
todo calcular la velocidad de la luz en el sistema solar en donde nosotros
somos los observadores de ese espacio en un tiempo de observación.
Nos hace sobre todo entender el hecho
que esta velocidad es independiente de la velocidad del observador y de la de
la fuente (paradoja impuesta por Einstein). En efecto, no se
trata de una velocidad sino de la relación entre dos tiempos observables,
necesarios al desdoblamiento.
Para los observadores que somos
nosotros en nuestro universo observable, el tiempo es observable por el
desplazamiento de la tierra o por su tiempo de desplazamiento.
Esta relación puede ser expresada por
una relación de longitudes (radial y tangencial) en el mismo tiempo, o por la
relación de tiempo de recorrido (radial o tangencial).
Si queremos expresarla como una
velocidad en las ecuaciones de la mecánica, debemos elegir la relación entre una
longitud y un tiempo.
Como la teoría del desdoblamiento
define los trayectos, interno (radial) y externo (tangencial) de nuestro
planeta alrededor del Sol, podemos tomar a esta como medio de cálculo con el
radio del sol o de la tierra. De esta manera, cualquier espacio planetario de nuestro
sistema solar permite comprobar esta definición.
Un ejemplo para la tierra de la cual
somos los observadores:
·
El trayecto radial de la Tierra es la distancia
entre el afelio y el perihelio, teniendo en cuenta el trayecto realizado por el
sol en la galaxia.
·
el trayecto tangencial de la Tierra corresponde a su
rotación alrededor del Sol
·
la relación de los dos trayectos da pues esta
constante universal:
C0 = trayecto radial / trayecto tangencial = 108´104´(4pRs+) /
un año = 299.792 km/s
Este cálculo utiliza las dimensiones
y los tiempos de recorrido del Sol y de la Tierra (cuyo radio está vinculado a
Rs+). Como la velocidad de la luz es una constante
universal de desdoblamiento, si el diámetro del Sol o de la Tierra fuera a
cambiar, las dimensiones y tiempo de recorrido del Sol, de la Tierra – sin
hablar de los demás planetas del sistema solar – se modificarían para mantener
esta constante fija.
Esta sigue vinculada al movimiento
universal de desdoblamiento cuya duración de 25.920 años corresponde con el
ciclo de precesión de los equinoccios nunca antes explicado. La teoría del
desdoblamiento permite calcularla, explicarla y, sobre todo, entender que este
final es muy actual (ver publicaciones).
CONCLUSIÓN
La física debe considerar la existencia
de aperturas temporales imperceptibles entre horizontes
evolucionando en tiempos diferentes en planos privilegiados. Estas aperturas
vinculan observadores que perciben el tiempo de manera diferente.
La teoría del desdoblamiento implica
la existencia de universos desdoblados, encajados en el mismo movimiento
cíclico de desdoblamiento. Imperceptibles intercambios cíclicos de trayectos,
interno (o radial) y externo (o tangencial), proporcionan informaciones
instantáneas sin modificar la apariencia del movimiento.
Este mecanismo de intercambios
imperceptibles de estados o de informaciones en aperturas temporales imperceptibles
permite por fin entender la anticipación necesaria a toda evolución.
El movimiento implica un ciclo de
desdoblamiento (correspondiente al ciclo llamado de precesión de los equinoccios,
observado en nuestro sistema solar). Todavía no se ha tomado consciencia de la
importancia de este ciclo. Dividido en doce periodos, este ciclo de
desdoblamiento de los tiempos llega a su fin. Estamos viviendo un periodo
transitorio de 1.080 años entre dos ciclos y podríamos evitar graves
perturbaciones planetarias entendiendo el mecanismo fundamental del
desdoblamiento del tiempo, en vez de ignorarlo.
https://www.youtube.com/watch?v=Xzij6OLqKYA
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