sábado, 18 de dezembro de 2010

Una mirada sobre las perspectivas de nuestro continente

América Latina: El Gigante que viene

En un momento de la historia, donde los cambios se suceden tan rápidamente no hay lugar para equivocaciones. Cualquier decisión debe ser tomada en corto tiempo y con una mirada muy atenta en todas las direcciones. Estamos en un momento clave de la historia en general, y de América Latina en particular.
Nos enfrentamos a una reorganización geo-económica, militar,  política, social, cultural, etc. Los imperativos económicos, los intereses creados, el deterioro de los ecosistemas, el hambre en el mundo, el deterioro de las economías, junto a las nuevas tecnologías, nos han puesto en una posición que es única en lo que va de la historia de la civilización. No hay ningún modelo anterior que pueda dar cuenta de los que esta sucediendo en este momento. Las principales civilizaciones de la historia humana vienen a ser pequeñas particularidades de la realidad actual. La nuestra, es mucho más compleja, donde la suma de todas ellas solo podría dar cuenta de un análisis somero de lo que realmente sucede.
América Latina, está en el camino de ser dueña de sí misma (porque lo necesita y porque es inminente). Va hacia esa unidad navegando en un mar turbulento entre el ordenamiento interior y su posicionamiento exterior. Entre naciones con democracias establecidas (y otras en la búsqueda) y miradas externas que se preocupan ante semejante posibilidad.
Aquellas cosas 
Cuando uno mira hacia atrás el proceso latinoamericano. Cuando pensamos en las grandes civilizaciones y etnias de las cuales más allá del proceso inmigratorio, somos parte intrínseca. Cuando reactualizamos a Bolívar, San Martín, Miranda, Sucre, O´Higgins, o Artigas (por nombrar algunos), uno siente escalofrío. Mucho de lo que ellos pensaron o por lo que ellos lucharon, esta ahora concibiéndose como un hecho. Estamos ante esa posibilidad y al mismo tiempo participando en un mundo controvertido, de tremendas diferencias sociales (que probablemente aumentarán), de profunda crisis en el plano del pensamiento, de la historia, del arte. Un modelo económico que se esta resquebrajando como una torta de hojaldre (a pesar de los parches que se implementan). Un medio ambiente (que de hecho involucra a todos los recursos) que ha perdido su identidad y a pasado a ser función de la economía mundial o de algunas de ellas (proceso que empezó un siglo y medio atrás, a través del mercantilismo, el colonialismo, el neocolonialismo y el postimperialismo y continúa). Un desarrollo militar y de posicionamiento geoestratégico como nunca se había visto. El intento de sistematizar el control de “todo”, lo que significa, el control de los medios, las comunicaciones, los recursos naturales, etc.
 
¿Qué necesitamos? Nos necesitamos latinoamericanos, ahora más que nunca se necesita un pensamiento profundamente latinoamericano que por un momento mire Latinoamérica desde y hacia Latinoamérica y no bajo el cotejo sistemático con lo europeo. Es necesario pensar América Latina sin Descartes, sin Kant, sin Weber, sin Heidegger, etc. América Latina tiene “todo” para que surja “de todo”. Hay un arte Latinoamericano. Hay una literatura Latinoamericana. Hay música Latinoamericana. Pero ¿Dónde está el pensamiento Latinoamericano? ¿Quizás no surge porque desconocemos nuestra historia? ¿Quizás desconocemos Latinoamérica? ¿Quizás no tenemos ni idea de nuestros aborígenes? ¿Quizás nos hemos formado muy a la europea?. América Latina es radicalmente diferente a Europa. Es decir, no se puede pensar América Latina desde la literatura europea. ¿Tenemos solo es camino?En todo caso se podría complementar, pero después de que el pensamiento latinoamericano estuviera lo suficientemente desarrollado. Tenemos una larga lista de elementos culturales, sociológicos e históricos que nos deberian separar de europa, aún considerando los pro y los contra de estudiosos como Dussel, Freire, Reyes o Mignolo.
En otro aspecto, las instituciones educativas deberían reformular su planes en materia de historia, ciencias sociales, literatura, arte en general,  e incluir en profundidad Latinoamérica (algunas ya lo están haciendo). Deberíamos saber mucho más sobre nuestras etnias e importantes civilizaciones como la  Azteca, Maya, Inca e historia latinoamericana, antes que sobre Egipto, Mesopotamia o alguna otra (lo que no significa tener que desconocer a estas últimas). Es decir, es inminente conocer nuestra historia y re-analizarla al presente, confrontarla, indagarla, criticarla y revisarla, para luego seguir avanzando y no quedarnos atrapados en un “loop” que solo hace retrasar nuestro desarrollo. Basados en esto último, comprender que la historia de América Latina no comienza en 1492 (en todo caso la del capitalismo y nosotros como útil de aquel), sino que hace unos 10.000 años atrás (o más) había miles de aborígenes que la habitaban, con sus creencias, costumbres y culturas. Aún más, hay un hecho que es una marca común para toda América Latina, y es el Holocausto más grande que se haya cometido en la historia de la humanidad en un período de unos 300 años. Aunque por supuesto, de esto no se ha realizado ninguna película (como en otras situaciones). De este Holocausto [1] (se usa una aproximación de 50 millones, aunque la cifra que varios investigadores citan es de 80 millones de seres humanos exterminados) casi nadie habla, estamos nosotros solos amparados en la historia (la nuestra, pero la que habla de ellos) y en la memoria ancestral de todos los aborígenes que aún están esperando.
Hay temas de la historia que no admiten debate alguno y este es uno de ellos.       
Otro aspecto que resulta incomprensible, viene desde el lado del famoso “12 de octubre”. Este es otro punto que toda América Latina debería directamente desafectar de su historia. No hay ningún festejo, donde hubo una tremenda masacre. Es un tema que no admite discusión.
En el camino
América Latina carga en su ancha espalda una tremenda historia de: violaciones a los derechos humanos, represiones, golpes de estado, desaparecidos, exiliados, y un largo etcétera.
En este momento de potencias que se tambalean, de países emergentes y otros que directamente están en quiebra, aparece nuevamente  América Latina en la mira de todos. EEUU que se descuidó por un tiempo debido a la problemática en medio oriente y en Asia (básicamente) vuelve a observar a América Latina con aires de hegemonía y necesidad extrema. Por supuesto, las democracias están consolidándose paso a paso y eso podría no ser bien visto por la derecha estadounidense (particularmente). Por otro lado, China, en su necesidad creciente de materias primas y recursos naturales se ha vinculado con el continente interesándose en “todo”. También las multinacionales canadienses, británicas, estadounidenses  y europeas no están ausentes, a través de petroleras, bancos y grandes monopolios (oligopolios). Paralelamente algunos países de América Latina estrechan sus lazos con Rusia, África, Siria, Irán e India. En ese tremendo atolladero económico y político que se llama neoliberalismo, el mundo, pero particularmente América Latina se encuentra en un tira y afloje. De hecho, países como Brasil, Venezuela y Chile están aumentando su presupuesto militar, cosa que debería imitarse en toda América Latina.
¿Cómo sigue la historia? 
Es menester mantener las democracias, afirmándolas y sujetándolas a través del proceso de integración Latinoamericano, ya sea el Alba, el Mercosur por un lado y el intercambio  entre universidades, institutos de investigación, etc por otro. También, es necesaria la revalidación de las comunidades aborígenes como el componente principal del ser latinoamericano.
América Latina debería crear su propio organismo de arbitraje para no depender del tribunal de la Haya y otro que nos emancipara del FMI.
Por otro lado, es necesaria la creación de un organismo militar que permita la protección interna y externa propia de América Latina, que actúe para resguardar la soberanía de las naciones latinoamericanas así como la protección de las democracias nacientes.
Otro punto, es el de dejar de ser vistos como exportadores de materias primas (como siempre lo “sugirió” Inglaterra, EEUU, o Europa) y complementar aquello con la exportación de manofacturas y el desarrollo de tecnología. Al mismo tiempo aplicar un proteccionismo a la importación que brinde un balance de intercambio entre las grandes potencias o comunidades como la europea y países latinoamericanos que aún no actúan en grandes bloques y además se encuentran en etapas de acomodamiento económico, con procesos de cambio interno y externo (considerando además la desestabilización del dollar como moneda de paridad).
La creación del Banco del Sud (de necesaria y urgente implementación) y la Unasur son un buen paso como eje regulador de la economía e institucionalización latinoamericana y que tendrían que jugar un importante rol en lo que vendrá.
La situación de la militarización por parte de EEUU en América Latina es otra situación a considerar con mucho cuidado. Hay varios puntos estratégicos que podrían acarrear problemas futuros como: la bases en Colombia, Costa Rica, Islas Malvinas (británicos y estadounidenses), Honduras, Haití, Panamá, Paraguay, etc.
América Latina está ante la posibilidad real de perfilarse como una potencia y de afianzarse en el plano internacional. Para eso es indispensable mantener las democracias y fomentarlas al máximo.
Uno, como latinoamericano, no puede dejar de sentir una inmensa felicidad.
Escrito por Claudio Capaccioni (para ANS)   
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